lunes, 4 de agosto de 2014

He vuelto para quedarme...

Ya estoy aquí, ¡ahora sí que sí! 

Vuelvo para quedarme, esta vez va en serio. Prometo no volver a descuidar esta pasión por experimentar en la cocina y hacer saber a quien me quiera leer mi aventuras y desventuras en la cocina. 

Ya he terminado mi carrera y hoy puedo decir que, oficialmente, soy toda una maestra de educación primaria. Estoy contenta y sobre todo, me siento liberada. Ese plan Bolonia me traía por el camino de la amargura pero por fin se acabaron los miles de trabajos y los exámenes y estoy lista para afrontar lo que tenga que venir en esta nueva etapa de mi vida, ya afincada en Francia. Llevo aquí un mes y ya he hecho varias entrevistas de trabajo. Se supone que algo he encontrado pero todavía no me han mandado los papeles, así que estoy un poco "acojonaílla" por si sale rana...


En fin, no quiero aburrir ya desde el primer día de mi vuelta. El otro día, tenía muchas ganas de preparar algo dulce para celebrar el buen resultado de las entrevistas en francés, así que me puse a buscar algo sencillo para no complicarme la vida ya desde el primer día. Y, sin duda, el dulce más rico y simple que existe en la tradición española es la rosquilla, ese redondelito de masa esponjosa típico de la Semana Santa que tanto nos gusta comer en cualquier época del año.



La cosa es que aquí no tenía ni anís ni limón, pero sí naranja. No he podido respetar al 100% la tradición, sin embargo, me han salido unas rosquillas muy suaves y esponjosas, perfectas para acompañar con el café. 


ROSQUILLAS FRITAS DE NARANJA

Ingredientes
1 cuch. de levadura en polvo
Ralladura de una naranja
2-3 cuch. de zumo de naranja
2 huevos a temperatura ambiente
4 cuch. de azúcar 
4 cuch. de aceite de oliva
300 gr. de harina
1 pizca de sal
Aceite de girasol para freír

Preparación
En un bol, unimos la harina, la levadura y la sal y reservamos.

En otro bol, batimos los huevos con el azúcar y la ralladura de naranja. Después, incorporamos el aceite de oliva y el zumo de naranja y volvemos a batir. Yo he usado las varillas eléctricas pero se puede hacer igualmente de forma manual.

A continuación, añadimos la mezcla de harina y amasamos hasta obtener una masa blandita, añadiendo un poco más de harina si hiciera falta.


Después, nos untamos las manos con aceite para que no se nos pegue la masa y formamos las rosquillas, esto es, haciendo un churrito y uniendo los extremos, formando un aro. Entonces, con un cuchillo, les hacemos un corte en la parte superior para que, al freílas, no explote todo (la podemos liar bien parda...).

Una vez dada la forma a las rosquillas, las freímos en abundante aceite, las pasamos a un plato con papel para que escurran bien y, finalmente, espolvoreamos con azúcar.

¡¡¡No digáis que no es super sencillo!!!

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