jueves, 14 de agosto de 2014

Cómo, que es verano???


Menudo veranito el del 2014... pasará a la historia como el más lluvioso del siglo XXI. Y es que no hay quien haga planes... Prácticamente todos los días cae una tormenta o llueve sin más. Uno puede pensar que es normal porque hace mucho calor, etc. Pero por Dioooosss!!! Si ya no puede haber más agua en el cielo, hombre!!! Cualquier día de estos vamos a salir en canoa por las calles lionesas!! Pero...

¡A mal tiempo, buena cara!!


En favor de este tiempo loco, tengo que decir que me ayuda muchísimo a superar las calurosas jornadas de esta ciudad de interior. La lluvia refresca el ambiente y es que hace tal calor que a veces me "espatarro" en el sofá sin mover ni un músculo para no derretirme literalmente porque, creedme, hace un calor "della madonna". Menos mal que me acompaña mi fiel compañero el abanico. Sin él, habría muerto asfixiada hace tiempo.

El caso es que con estos calores no apetece demasiado andar entre fuegos y hornos pero igualmente, el deseo de experimentar en la cocina era tal que no lo he podido evitar y he vuelto a investigar con la repostería americana. Esta vez, le ha tocado el turno al bizcocho de queso fresco, limón y arándanos que he encontrado en un blog de recetas americanas.Como era de esperar, no he seguido la receta al pie de la letra, sino que he introducido alguna que otra modificación.






BIZCOCHO DE QUESO FRESCO, LIMÓN Y ARÁNDANOS 

Ingredientes
4 huevos pequeños-medianos (o 3 grandes)
250 gr. de harina
300 gr. de azúcar
2 cuchtas. de levadura en polvo
1 pizca de sal
250 gr. de queso fresco o requesón
180 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
1 cuchta. de azúcar vainillado
Ralladura de un limón
150 gr. de arándanos

Preparación
Horno precalentado a 160º y molde engrasado.

En un bol, mezclamos la harina, la levadura y la sal y reservamos.

En otro bol, batimos con las varillas eléctricas la mantequilla a temperatura ambiente, el queso y el azúcar durante unos minutos, hasta conseguir una mezcla pálida y esponjosa. Entonces, incorporamos los huevos, de uno en uno mientras seguimos batiendo.

A continuación, añadimos la ralladura de limón y la vainilla y volvemos a batir. 

Por último, incorporamos poco a poco el mix seco de harina que teníamos reservado pero sin mezclar demasiado. Por último, añadimos casi todos los arándanos, dejando alguno para decorar.

Una vez tengamos nuestra masa lista, la vertemos en el molde que teníamos preparado. Aquí es cuando podemos colocar los arándanos para que el bizcocho sea más atractivo todavía. Ya sólo nos queda meterlo en el horno a 160º durante aproximadamente una hora (depende de cada horno) o hasta que al pinchar con un palillo, éste salga limpio. Si vemos que se nos dora la superficie demasiado, podemos tapar con papel de aluminio. Cuando el bizcocho esté listo, lo sacamos del horno y dejamos enfriar unos 15 minutos antes de demoldarlo.




lunes, 4 de agosto de 2014

He vuelto para quedarme...

Ya estoy aquí, ¡ahora sí que sí! 

Vuelvo para quedarme, esta vez va en serio. Prometo no volver a descuidar esta pasión por experimentar en la cocina y hacer saber a quien me quiera leer mi aventuras y desventuras en la cocina. 

Ya he terminado mi carrera y hoy puedo decir que, oficialmente, soy toda una maestra de educación primaria. Estoy contenta y sobre todo, me siento liberada. Ese plan Bolonia me traía por el camino de la amargura pero por fin se acabaron los miles de trabajos y los exámenes y estoy lista para afrontar lo que tenga que venir en esta nueva etapa de mi vida, ya afincada en Francia. Llevo aquí un mes y ya he hecho varias entrevistas de trabajo. Se supone que algo he encontrado pero todavía no me han mandado los papeles, así que estoy un poco "acojonaílla" por si sale rana...


En fin, no quiero aburrir ya desde el primer día de mi vuelta. El otro día, tenía muchas ganas de preparar algo dulce para celebrar el buen resultado de las entrevistas en francés, así que me puse a buscar algo sencillo para no complicarme la vida ya desde el primer día. Y, sin duda, el dulce más rico y simple que existe en la tradición española es la rosquilla, ese redondelito de masa esponjosa típico de la Semana Santa que tanto nos gusta comer en cualquier época del año.



La cosa es que aquí no tenía ni anís ni limón, pero sí naranja. No he podido respetar al 100% la tradición, sin embargo, me han salido unas rosquillas muy suaves y esponjosas, perfectas para acompañar con el café. 


ROSQUILLAS FRITAS DE NARANJA

Ingredientes
1 cuch. de levadura en polvo
Ralladura de una naranja
2-3 cuch. de zumo de naranja
2 huevos a temperatura ambiente
4 cuch. de azúcar 
4 cuch. de aceite de oliva
300 gr. de harina
1 pizca de sal
Aceite de girasol para freír

Preparación
En un bol, unimos la harina, la levadura y la sal y reservamos.

En otro bol, batimos los huevos con el azúcar y la ralladura de naranja. Después, incorporamos el aceite de oliva y el zumo de naranja y volvemos a batir. Yo he usado las varillas eléctricas pero se puede hacer igualmente de forma manual.

A continuación, añadimos la mezcla de harina y amasamos hasta obtener una masa blandita, añadiendo un poco más de harina si hiciera falta.


Después, nos untamos las manos con aceite para que no se nos pegue la masa y formamos las rosquillas, esto es, haciendo un churrito y uniendo los extremos, formando un aro. Entonces, con un cuchillo, les hacemos un corte en la parte superior para que, al freílas, no explote todo (la podemos liar bien parda...).

Una vez dada la forma a las rosquillas, las freímos en abundante aceite, las pasamos a un plato con papel para que escurran bien y, finalmente, espolvoreamos con azúcar.

¡¡¡No digáis que no es super sencillo!!!